lunes, 6 de junio de 2011

Un día normal... antes de todo(Capítulo 1)



Levantarse, ducharse, desayunar y coger el bus...
Todos los días lo mismo,nada nuevo, un día normal para una adolescente, 6h de clase, todo aparentemente bien, pero al llegar a casa ya era yo, pasaba de una interpretación es decir, de ser esa persona divertida, alegre y con ganas de vivir, a ser yo, una persona aburrida triste y con sed de venganza, mi única meta era darle su merecido a todos aquellos que desde mi punto de vista no merecían vivir, todos aquellos que se creían estar por encima de la media solo por vestir bien o por despreciar a alguien, no pensaba en otra cosa y con el tiempo sin darme cuenta deje de lado mi personaje y me quede sola, sola por mostrarle al mundo mis ideales, por mostrarle al mundo como era en realidad, y creedme, fue mejor así, como el filósofo chino Confucio dijo: El silencio es el único amigo que nunca te traiciona. Me di cuenta de que lo que pensaran los demás ya no me importaba, es más puede que si llegara a oír todas esas opiniones sobre mi y sobre todo en general me parecieran propias de niños de 4años que por su inocencia usan su imanación como arma de defensa, ¿Que piensan?¿Que todo va ser de color de rosa? Estúpidos.
Ese aire de superioridad, esas ganas de comerse el mundo esa manera de mirarme con asco, esos insultos que me dedicaban cada día, me producían rabia pero recordé algo, una frase que un día una a la que llame amiga dejo caer: Sientate en la puerta de tu casa y veras pasar el cadáver de tu enemigo. Y así lo hice, esperé, y fue entonces cuando comencé a leer más libros y más libros, que entre sus páginas escondían millones de historias que muchos nunca llegarían a conocer, pasaron meses hasta que un día algunas ideas me llevaron a una gran reflexión cuya conclusión fue inesperada, y del todo desesperante, me di cuenta de que me había dejado influenciar por unas cuantas palabras y que solo había perdido el tiempo. ¿Esperar? tenia que ser una broma, todo iba a cambiar dentro de poco, y seria gracias a mi. Pero algo perturbo mis planes ocupando mi tiempo, tal vez debería decir alguien... estando yo recogiendo mis cosas encontré una nota en mi mochila, la leí con atención, a pesar de pensar que provenía de alguno de aquellos idiotas a los que veía cada día, pero su caligrafía y su forma de expresión me hizo dudar ¿Era una broma? Tal vez no.. quien sabe. Fuera de quien fuese dicha carta no iba a estropear mi plan, pero puede que me ayudara a adelantarlo. Podía hacer cambios y bueno seria más fácil. Eso pensé, pero más tarde rectifique y me di cuenta de que como se dice estaba haciendo una montaña de un grano de arena,no podía perder el tiempo, tenía cosas que hacer y cuanto antes acabara mejor.

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